lunes, 3 de octubre de 2016

POR QUÉ   GANÓ EL

LA NOTA: Escribo porque pienso, porque creo (de creer y de crear), porque siento, porque amo, porque me duelo, porque dudo, porque imagino, porque espero, porque quiero a cada uno de mis amigos y me quiero...  Por tanto, me alegra cada vez que alguien replica, copia, comparte o discrepa: el mundo se ensancha, yo me ensancho.


La primera reacción, la mía, fue expresión de incredulidad y desconcierto. La segunda, de tristeza. Tarde en la noche escuché en la radio un programa realizado por jóvenes universitarios, que entrevistaban a otros jóvenes para conocer las razones que tuvieron para votar en uno u otro sentido. Y casi todas eran razones pobres, casi todas producto de la desinformación, casi todas fundadas en opiniones prestadas.

Solía escribir en el tablero, al hacer (no dictar) mis primeras clases en la Universidad Central de Bogotá, una frase del poema "Loa a la Educación", de Bertold Brecht (después de hablar un poco del dramaturgo alemán, de situar la época en la que escribió, antes del ascenso del nazismo en Alemania): "...lo que no sabes por ti mismo, en verdad no lo sabes".

Era el comienzo de unos viajes de 48 o de 64 horas semestrales, y había que plantear qué idea tengo sobre la producción del conocimiento, sobre los métodos, sobre metas, sobre expectativas...

Si el saber es de quien lo produce, el camino no puede pasar por la imposición de una verdad (la propia) sino que se descubre en cada estudiante y, con suerte, permite que este halle el modo de transitarlo.

Me duelen los estudiantes de este país, porque todavía no contamos con docentes apasionados y comprometidos con su trabajo. Nos han impuesto un sistema que atiende más a los títulos que se posean (otra cara del negocio de la educación) que a la calidad de los docentes: y tenemos muchos doctores ya en las Universidades sin que esto signifique que hay mejores personas al frente de una clase. Y quizás por ello las razones que esgrimen los estudiantes del Sí y los del No son igualmente pobres: son opiniones y, peor, son opiniones prestadas.

Sin embargo, en las respuestas de esos estudiantes descubrí que hay razones más que suficientes para transformar la tristeza en esperanza.



Primera: El triunfo del NO en las urnas solo fue posible porque los promotores de esta opción declararon que son partidarios de la paz. Esto supone que se derrumba la idea de que el conflicto armado en Colombia únicamente puede superarse mediante la continuación de la guerra, y afirma la vía de la negociación como alternativa para la tramitación de cualquier confrontación. Es decir, en este caso gana la opción política sobre la opción guerrerista. La política supone que haya escenarios para que quien no piensa como uno tenga la posibilidad de expresar sus ideas, debatirlas y llegar a acuerdos.

Negociar implica que no se somete al contradictor: se debe hallar un punto de acuerdo, y se tendrá que ceder porque las posiciones extremas no son conciliables en una discusión.

Segunda (y consecuencia de la anterior): En adelante (es decir, desde hoy, 3 de octubre de 2016), ninguna fuerza política en Colombia (en particular, las que promovieron el voto por el NO) podrá plantear que los conflictos entre colombianos se resuelven por la vía de una "solución final", es decir, mediante el escalamiento de una confrontación armada hasta lograr acorralar a los contradictores, provocar su rendición y su sometimiento. Esto supone un cambio sustancial en uno de los paradigmas de la "acción política" por parte de los poderosos y los fundamentalistas: no se puede (no se vale) suprimir a los contradictores, se debe NEGOCIAR con ellos.

Tercera: Como hay múltiples actores, y cada quien tiene posturas y convicciones diferentes, cualquier negociación deberá escuchar todas las voces alrededor de cada tema de interés nacional. Y habrá que escuchar a las minorías, y habrá que escuchar a quienes no comulgan con nuestros puntos de vista. La opción política, entonces, derrota la exclusión como alternativa y da lugar a la participación.

Cuarta: En las zonas más azotadas por la guerra el SÍ obtuvo mayoría. En esas zonas se gesta y se fortalece la idea de una necesaria integración regional para garantizar que se atienda a las demandas y las expectativas de miles de colombianos que han padecido los males mayores de la confrontación.

Quinta: Queda claro que el asunto de la paz en Colombia no se resuelve con el cese al fuego y de hostilidades definitivo. Si el anhelo común es la paz "estable y duradera" (que suscriben los partidarios del NO), entonces habrá que trabajar sobre las causas de la confrontación, que se remontan al despojo, la exclusión y el empobrecimiento que desde mediados del siglo pasado convirtieron en resultado de su práctica política los partidos Liberal y Conservador, y que han mantenido la mayoría de los nuevos clanes y partidos de este siglo.

Por estas razones, ganó el SÍ.

Seguramente hay más razones... las buscaré y las compartiré, con mi abrazo de siempre.

Miguel Hernández (1910-2010)

CANCIÓN ÚLTIMA (Miguel Hernández)

Pintada, no vacía:
pintada está mi casa
del color de las grandes
pasiones y desgracias.

Regresará del llanto
adonde fue llevada
con su desierta mesa
con su ruidosa cama.

Florecerán los besos
sobre las almohadas.
Y en torno de los cuerpos
elevará la sábana
su intensa enredadera
nocturna, perfumada.

El odio se amortigua
detrás de la ventana.

Será la garra suave.

Dejadme la esperanza.

Luis Jaime, en Bogotá, octubre 3 de 2016

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo contigo, creo que los sectores de derecha y extrema derecha perdieron aunque ganaron el plebiscito; Uribe "el gran ganador" tuvo que cambiar su tono autoritario para ceder a uno más conciliatorio; es cierto, gano el Si en la medida en el que fueron los territorios de la guerra los que dijeron Si a los acuerdos; y creó que esto es lo más significativo. Gracias por ayudar a aclarar mis ideas. Un abrazo.

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