martes, 29 de diciembre de 2015

Saludo de FIN/COMIENZO de año


Más que un saludo intento enviar un abrazo. Uno de aquellos que aprendí a dar y a recibir de mis mejores amigos en mis mejores épocas; un abrazo que, además, se acompaña con algunas ideas propias para un momento que los colombianos sentimos crucial para definir un camino hacia un futuro necesariamente mejor que todos los pasados y que el presente que conocemos.

Nos queremos ilusionar con la paz, y muchas voces coinciden con que ya es hora de que el último conflicto armado del hemisferio occidental, y el más duradero, debe terminar. Coincido en que debe terminar un modo de asumir un conflicto que, en mi opinión, no es entre el Gobierno Nacional -¿el Estado?- y las FARC (sumémosle el ELN). Colombia ha vivido casi toda su vida republicana en medio de expresiones de violencia que invariablemente han dejado miles de muertos, sobre todo entre los sectores más humildes, sobre todo en el campo, sobre todo entre quienes jamás han tenido la  más mínima posibilidad de contar la historia de las agresiones y los padecimientos que debieron experimentar.

La verdad es que el conflicto para el que se trabaja en la búsqueda de acuerdos en La Habana no es entre las FARC y el Estado sino entre la guerrilla y los gobiernos de estirpe liberal y conservadora, con todas las variantes que conocemos y con todos los disfraces que hoy emplean los hijos de los liberales y los conservadores de siempre para presentarse como nuevas fuerzas (cada expresión de sus invenciones apela a términos como "nuevo", "centro", "verde", "democrático", "popular"....). Jorge Eliecer Gaitán se habría referido a todos esas organizaciones, pseudo-partidos de los últimos tiempos, como manifestaciones de "la misma perra con distinta guasca".

Los "políticos" colombianos no educan a sus seguidores, ni a quienes pretenden que lo sean. Unos y otros se ocupan de buscar la paja en el ojo ajeno para tratar de captar votos en cada evento electoral. Si educaran, le dirían a la gente que no es lo mismo Gobierno que Estado, que la construcción y la consolidación del Estado es quizás la vía más promisoria para que cualquier conflicto se resuelva democráticamente, con una amplia y consciente participación de la mayoría de los ciudadanos (que sabrían qué significa ser ciudadanos). Explicarían que los gobiernos son transitorios y que se acomodan de acuerdo con las circunstancias de cada momento, mientras que el Estado es la expresión de una ciudadanía formada, educada, deliberativa, participativa, actuante.



Creo que la paz es "gris". A los "políticos" nuestros les gustaría que fuera "blanca" o "negra" o "verde" o "roja" o "azul".... Pero es gris porque, si en verdad la buscamos, no podrá lograrse con exclusiones, o sin transformar  cada pequeño espacio en el que debemos desempeñarnos como integrantes de una familia, como trabajadores, como miembros de la sociedad.

En la paz "gris" los ciudadanos no deben buscar "verdades" incontrovertibles sino ser capaces de escuchar voces diversas sobre cada tema importante. En la paz "gris" no es importante pertenecer al "blanco" o al "negro" de una ideología, de una religión, de un partido, de un bando, de una etnia, de una región.... La paz "gris" es la paz que se cocina con los ingredientes del humanismo que no ha podido ser.

Hace apenas unos días encontré en un parque de Bogotá a un señor que me dijo que el banco en el que yo leía era suyo. Pero como no reaccioné a su velado reclamo para que lo abandonara, optó por sentarse a mi lado. Conversamos casi media hora, y supe que tenía temores por las perspectivas del acuerdo de La Habana, en el que veía una "entrega" del "Estado" a las FARC. Pensó que quizás yo no compartía sus temores, pero me hizo saber que, en su opinión, yo no parecía ser un "comunista". Le dije que si el comunismo fuera una realización se parecería mucho a la realización de la doctrina social de la iglesia católica, y que el Marx que muchos no conocen habló de una sociedad en la que se exigiera "a cada cual según su capacidad" y se otorgara "a cada quién según su necesidad", lo que me parece más que justo para que desaparezcan el hambre y las ambiciones desmedidas de los políticos, y la corrupción, y el tráfico de influencias, y la depredación ambiental, y la guerra, y los desastrosos gobiernos que padecemos, y las reclamaciones de quienes creen que el "poder" (cualquiera que sea) les faculta para pasar por encima de los demás...

El poder nos aleja de la posibilidad de ejercer la fraternidad y la solidaridad. El poder se erige sobre la base de que llegamos a creer que somos mejores, más inteligentes, más sabios, mejor capacitados, menos feos, de mejor "raza" (¿?), con razones superiores a las de quienes sometemos. Y hay quienes reclaman tener poder (notariado, otorgado en una urna, recibido por delegación, sustentado en la fuerza o en el conocimiento, validado por una "verdad" -religiosa, étnica, cultural, política, científica, estética...-, y no saben más que distinguir y buscar la oposición entre "blanco" y "negro").

Si la paz se puede representar por esa paloma blanca que nos han vendido (o regalado) desde la historia del arca de Noé es porque no sabemos qué es. Es una imagen engañosa: la de unos "buenos" que se imponen sobre los "malos". Y malos somos todos, cuando no somos capaces de comprender que hacemos parte de la misma y única humanidad, y que lo único realmente positivo que podemos hacer es observar, entender y luego comprender que la única expresión cierta de la humanidad y de la vida toda (o la feliz condena de una y de la otra) es que requerimos ser diversos: no hay "mejores", no hay "buenos", no hay "ungidos", no hay merecedores de detentar el poder...




La paz "gris" sólo es posible mediante la solidaridad, que supone llegar a hacer conciencia sobre el hecho de que en el Universo que conocemos no hay la menor razón para que alguien se considere mejor, superior o con más derechos que los demás. Cosa difícil, pero la única posibilidad de que no haya argumentos para una sola muerte provocada por un humano.

La paz es gris, si es paz.

Mi abrazo fraterno (y mi promesa de ser solidario) para (con) cada amigo, y con cada lector de esta nota.

Cada año nos acerca a la posibilidad de re-visarnos. La idea es que el próximo nos permita trans-formarnos.


Luis Jaime,
Bogotá, diciembre 29 de 2015

6 comentarios:

  1. Que buena reflexión sobre la paz gris, sobre todo precisa, porque como tú dices no le pertenece a nadie en especifico, sino que es de todos. Caro Rivera.

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    1. A nadie pertenecen la paz ni la verdad, ni la razón ni la comprensión... en todos los casos se trata de construcciones que deben permitirnos acercarnos a otros. Si no es así... ¿para qué relacionarnos con los demás?

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    1. Para ser un comentarista "desconocido", es enorme saber que incluyes un agradecimiento. Pero tendrás que saber (interna y ciertamente) que no soy merecedor del mismo... uno termina siendo un receptor (y un transmisor) de aquello que los amigos son capaces de hacer decir.

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  3. Gracias Jaime, me encantó la frase "Es que requerimos ser diversos; no hay mejores, no hay buenos, no hay ungidos, no hay merecedores de detentar el poder... Un abrazo y buen comienzo de año nuevo.

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    1. Bueno, la frase es un hallazgo que no otorga merecimientos. Habrá que pensar en qué hallamos en cada persona que conocemos o que encontramos... es el comienzo de nuevos y quizás más profundos aprendizajes.

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