EL NEGADOR DE MILAGROS
Comienzo con la transcripción del
cuento que lleva el mismo título de esta nota, citado según Borges por Giles en
Confucianism and its Rivals, Lecture
VIII, 1915:
“Chu Fu Tze, negador de milagros,
había muerto; lo velaba su yerno. Al amanecer, el ataúd se elevó y quedó
suspendido en el aire, a dos cuartas del suelo. El piadoso yerno se horrorizó. «Oh,
venerado suegro» —suplicó—, «no destruyas mi fe de que son imposibles los
milagros». El ataúd, entonces, descendió lentamente, y el yerno recuperó la fe.”
Los negadores de milagros
existen. No diré que proliferan, pero sí que son una de esas especies de
individuos que parecen necesarios en las sociedades y los tiempos. Y los han
padecido muchos de nuestros antepasados de diversas maneras y en toda suerte de
circunstancias.
Negar milagros es como negar que son
posibles las utopías, y siempre habrá argumentos para ignorar que la tierra gira
alrededor del sol, o para condenar la idea de que los humanos descendemos… de
los árboles.

Los negadores de milagros deben
considerarse pragmáticos y dueños de conocimientos o de una especial capacidad para observar y para razonar
que no poseen sus congéneres. No se les puede culpar por eso, pues se trata de
una manifestación del potencial enorme que tiene la diversidad, fuente y
sustento de la vida.
El problema que enfrentan quienes
niegan la ocurrencia de milagros es que estos se producen en enormes cantidades
cada día, todos los días. Piénsese en el nacimiento de cada criatura, en la
flor de una bromelia, en el enamoramiento de cualquier pareja en cualquier
lugar del planeta, en el sorprendente y todavía inexplicable hecho de que en
ese planeta, que pertenece a uno de cien mil millones de sistemas solares de
uno de los cien mil millones de galaxias de uno de los cien mil millones de
nebulosas en el universo que creemos conocer, vivimos quienes podemos ser
testigos de un nacimiento o de la eclosión de una flor y, todavía más,
protagonistas de un enamoramiento…
Con todo, los humanos tenemos
terribles limitaciones, y tendemos a convertirnos en negadores de milagros
cuando nos empeñamos ciegamente en no movernos de una postura intelectual, de
una opinión, de una creencia. Le hacen mal a la especie las sectas, los
partidos, las escuelas, los nacionalismos, los racismos, las ultra-especializaciones,
los fanatismos de cualquier tipo. Sobre todo, le hacen mal los
fundamentalismos, que por definición son negadores de milagros, puesto que los
milagros solo se producen en contravía de lo inamovible.
Creo que la paz en Colombia puede
ser un milagro, pero hay que provocarlo y garantizar que los negadores no lo
perviertan.
Bogotá, casi septiembre de 2016
Particularmente me encantó el texto porque dejas ver realmente a los negadores de milagros. De alguna manera todos, en algún momento de nuestras vidas hemos sido esos negadores y hemos pecado en el escepticismo y hemos cerrado posibles cambios. Hemos cortado alas y también hay quienes nos las cortan. En estos momentos no siento emoción con el proceso de paz, tal vez estoy siendo una negadora del milagros, pero también creo que quedarnos en lo que ya conocemos nos conduce por el mismo camino de la violencia, el que ya conocemos tanto. No sé si realmente este proceso acabe con la guerra interna que tenemos y vuelvo a ser la negadora! Pero este camino tan desconocido por absolutamente todos me tiene la mente en lo que coloquialmente se dice: en modo neutro. Creo que necesito una lámpara para andar por ese camino.
ResponderEliminarParticularmente me encantó el texto porque dejas ver realmente a los negadores de milagros. De alguna manera todos, en algún momento de nuestras vidas hemos sido esos negadores y hemos pecado en el escepticismo y hemos cerrado posibles cambios. Hemos cortado alas y también hay quienes nos las cortan. En estos momentos no siento emoción con el proceso de paz, tal vez estoy siendo una negadora del milagros, pero también creo que quedarnos en lo que ya conocemos nos conduce por el mismo camino de la violencia, el que ya conocemos tanto. No sé si realmente este proceso acabe con la guerra interna que tenemos y vuelvo a ser la negadora! Pero este camino tan desconocido por absolutamente todos me tiene la mente en lo que coloquialmente se dice: en modo neutro. Creo que necesito una lámpara para andar por ese camino.
ResponderEliminar